La oscilación de métodos de enseñanza que experimentamos los formadores de mini básquet, sin dudas, generó una gran confusión. En la búsqueda de resolver los problemas del juego, pasamos sin escalas de una mirada lineal, cerrada de la didáctica del mini básquet, a una experimentación por momentos interminable.
En esa confusión, la atención para aprender quedó atrapada. Confundimos “prestar atención”, desde la imposición y la amenaza, con “necesito tu atención” para poder enseñarte bien, deseando que aprendas bien. Es determinante diferenciar la fascinación inicial (como actitud pasiva ante estímulos novedosos, fugaz en el tiempo) de la atención sostenida (actitud activa, desde el descubrimiento, generando preguntas y respuestas). Sabiendo que no se puede prestar atención de manera sostenida, debemos hacer algo relevante para poder volver a captar la atención. Podríamos llamarlos cortes motivacionales para reforzar el deseo.
En este sentido, creo que menos explicación y más estrategias en nuestras propuestas de cancha son una interesante manera de sostener niveles atencionales en el tiempo.
Hay una gran diferencia entre “entender” y “aprender”. Entender la tarea puede ser algo rápido. No obstante, aprenderla requiere de un gran número de repeticiones para consolidar los surcos neuronales, engramas motores y correlatos neuronales, como evidencia final de la construcción de un nuevo automatismo-aprendizaje.
El psicólogo Carlos Saggio, en una de sus charlas, nos compartió estos conceptos:
La dimensión artesanal desde donde miramos a la didáctica nos abre la puerta a equilibrar lo que propone Carlos. Tenemos que jugar con “los saberes que sí” y los “saberes que todavía no” desde la óptica de las competencias que el juego mismo nos propone todo el tiempo. En definitiva, buscamos generar interferencias contextuales, poner al jugador en situaciones no limitantes, con la intención deliberada de retroalimentar la atención.
Sabemos que la calidad de las respuestas motrices no depende exclusivamente de las capacidades coordinativas y condicionales, sino de las estrategias de enseñanza, que ponen a los niños y a las niñas a resolver problemas continuamente, a pensar el juego. Generando y propiciando capacidades y habilidades perceptivas/cognitivas se puede determinar que los jugadores más atentos y concentrados pueden seleccionar de su acervo motor respuestas más calificadas. La atención de un estímulo más importante bloquea los estímulos no centrales.
Resolver el tema atencional nos va posibilitar abordar esta idea en nuestras prácticas cotidianas: “La motivación combate el no aprendizaje, empuja hacia el conocimiento”.
por Juan Lofrano
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