Cuando finaliza una temporada la pausa para evaluar el recorrido es tan importante como impostergable. Pareciera que siempre las voces se reparten entre el análisis del proceso y la medición de resultados anteponiendo el tiempo para equilibrar ambas posiciones. Se volvió un clásico dividirnos entre los que apuestan al mediado o el largo plazo –sabiendo que los frutos muchas veces son tardíos– y los que buscan objetivos inmediatos.
Curso: La gestión deportiva aplicada al mini básquet
Pensemos en una idea que contiene a ambas miradas: la importancia de estar juntos en el camino de cada jugador y cada jugadora en esta etapa de inicio. Cuantas veces reclamamos aprender a jugar en equipo y resaltamos su importancia, sin embargo, nos cuesta pensar una planificación común, capacitarnos entre pares, acompañarnos en el día a día. El punto de partida para que esto suceda es el cuidado de la palabra, pensar las diferencias como oportunidades de aprendizaje y no como amenazas.
Las siguientes son algunas preguntas que debemos hacernos para revisar el año que cerró y sobre todo para proyectar el que inicia:
- ¿Con cuántos jugadores y jugadoras iniciamos el año y con cuántos terminamos?
- ¿Pudimos concretar reuniones de familia para presentar, explicar y evaluar nuestro proyecto?
- ¿Completamos toda la tira desde cebollitas hasta la primera división? El año que viene, ¿proyectamos la segunda tira para lograr una participación más protagónica de todos y todas?
- ¿Los formadores/entrenadores se capacitaron?
- ¿Pudimos reclutar algún monitor?
- ¿Tenemos pensado en sumar estímulos de preparación física y motricidad para todas las categorías?
- ¿Los materiales didácticos y la infraestructura nos ayudaron a dar mejores clases?
- ¿La competencia fue educativa o el ganar estuvo por sobre el competir bien?
Dejemos de sospechar estas respuestas y busquemos datos concretos que nos permitan seguir avanzando. Cada contexto, cada realidad, cada horizonte generará sus propias preguntas e interpretará cada respuesta.
Aprender, desaprender y volver a aprender es claramente el gran desafío de los formadores en este momento de la educación en general y del mini básquet en particular.
Feliz 2024.
por Juan Lofrano
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