Lo primero que hace un jugador cuando entra a una cancha de basquet es ir a tirar al aro. Sin dudas, es la parte más linda de nuestro deporte. El sonido de la pelota pasando por la red, ese inconfundible “chas” es lo que todo jugador busca. Con lo cual, si nos proponemos enseñar el gesto técnico del lanzamiento contamos con la ventaja de que quien aprende tiene una motivación intrínseca por mejorar su técnica y de esta forma convertir cada vez más.
Sin embargo, lanzar bien al aro es muy difícil, ya que de por sí es un movimiento complejo que requiere precisión, coordinación, fluidez y la sincronización exacta de varios segmentos corporales en un patrón motor antinatural.
Cuando vemos a Stephen Curry, quizás el mejor tirador de la historia del básquet, ejecutar un lanzamiento, nos parece algo muy fácil y hasta natural. No hay nada de eso. Detrás de ese gran jugador convirtiendo un triple, hay horas de aprendizaje, corrección, automatización y entrenamiento.
Es lógico que los jugadores lo quieran imitar tirando de atrás de la línea de tres puntos, sin embargo, no es recomendable comenzar en la iniciación por ese camino. Debemos empezar por lo básico, hasta llegar a lo más complejo. Algo obvio, pero no por eso menos efectivo.
A continuación les voy a compartir 5 tips para entrenadores y 5 tips para jugadores en relación a este tema que, en el básquet moderno, me parece determinantes:
Pasar lo más rápido posible a lanzar desde arriba (no manos debajo de la pelota): es esperable que los niños pequeños comiencen tirando de abajo, posicionando las manos debajo de la pelota como embolsándola. En este sentido, el primer objetivo es pasar a tirar “de arriba”, es decir, sacando la pelota desde el pecho. Esa transición se dará por una práctica reiterada de lanzamientos con un tamaño de pelota adecuada (sería bueno comenzar con pelotas N° 3) en aros ubicados a una altura a la cual el jugador, aunque sea con esfuerzo, logre llegar.
Lanzar desde cerca: ya vendrá el tiempo de imitar a Curry. Al principio, es aconsejable tirar de cerca al aro. Siempre la línea de tres puntos es un desafío, sin embargo para aprender a tirar, a veces se convierte en un obstáculo. Buscá desafiarte intentando convertir muchos tiros seguidos desde posiciones cerca al aro. A medida que lo vas logrando, te podés ir alejando cada vez más.
Evitar lanzar con tablero: si te acostumbras a tirar con tablero, vas a fijar un patrón de lanzamiento con una parábola chata. Y eso no es conveniente, ya que la parábola ideal de tiro está entre los 50° y 55° de arco. La idea es que la pelota caiga llovida, desde arriba y no que te acostumbres a tirar para adelante.
Intentar convertir de chas: siguiendo con el punto anterior, un buen recurso para ver si estás tirando con la parábola correcta es intentar convertir de chas. Es más, solo sumá las conversiones cuando las consigas de chas. Si toca el perímetro del aro, no las cuentes. Esto te va a plantear un desafío. Si bien el principio es difícil, luego te acostumbras y ya automatizas la parábola correcta de tiro.
Practicar todos los días: el lanzamiento, a diferencia de muchas otras técnicas del básquet, lo podés entrenar solo, en una plaza, en tu casa o simplemente en un aro en la calle. Podés armar tu propia rutina de ejercicios correctivos y una vez que fijes una mecánica correcta, armarte un plan buscando combinar el lanzamiento con otros fundamentos, como por ejemplo detenciones, arrancadas, recepciones, etc. Buscá entrenarlo y mejorarlo todos los días. Incluso podés ayudarte con algunas apps gratuitas que te ayudan a contar conversiones o plantearte desafíos por tiempo.
Corregir errores tempranos (no automatizar gestos erróneos): Identificar y corregir los errores en la técnica de lanzamiento desde el principio es crucial. Los malos hábitos pueden ser difíciles de deshacer más adelante, así que es importante abordar cualquier problema de forma inmediata para evitar que se convierta en un problema persistente.
Ejercicios de enseñanza / ejercicios correctivos / ejercicios de automatización: diferenciarlos y no asignar todos los ejercicios a todos los jugadores, debe ser una característica en nuestras prácticas. El lanzamiento en el basquet es un gesto cerrado dentro de un deporte abierto, por lo cual, su enseñanza se puede hiper-personalizar. Los ejercicios de enseñanza son aquellos en los cuales buscamos la asimilación de un nuevo gesto o de una variante de un gesto ya aprendido. Los correctivos buscan paliar o solucionar un defecto puntual en el gesto técnico, utilizando a veces referencias externas (manopla para impedir tomar la pelota con la mano guía) o exagerando alguna parte del movimiento (lanzar sentado en una silla para exagerar el spin). Por último, los ejercicios de automatización son aquellos en donde el objetivo es repetir el gesto en contextos similares o casi iguales para poder grabar el surco neuronal y convertir el movimiento voluntario en uno automático, que no requiera de la consciencia del jugador al momento de ejecutarlo.
Utilizar el video-análisis: la representación mental se construye y verse ejecutando el lanzamiento puede ser útil si el jugador no puede reconocer su error a partir de percibir sus movimientos. Hoy en día, las posibilidades de filmar a un jugador tirando están al alcance de la mano de cualquier entrenador. Revisar la técnica in-situ, en la misma práctico o enviar clips de video luego de finalizada la práctica a cada jugador son herramientas que deberían ser habituales en el básquet formativo.
Diseñar planes individuales para instalar el concepto que la mejora del lanzamiento es de responsabilidad individual: la asignación de tareas fuera del horario de práctica se vuelve determinante si consideramos que no disponemos de todo el tiempo necesario para entrenar con nuestros jugadores. Armar una rutina personalizada de acuerdo a las características y a los estilos de lanzamiento de cada jugador nos permite capitalizar el tiempo y aprovechar el entrenamiento invisible personalizando al máximo el estímulo. Sugiero que los ejercicios que consignemos sean del tipo “ejercicios de automatización”, para asegurarnos de que el jugador no necesite de nuestra corrección y grabe un gesto correcto, limpio de errores.
Primero bien, después mucho y por último rápido: este axioma que aplica para todas las técnicas deportivas, también aplica para el lanzamiento en el básquet. De nada sirve tirar rápido si técnicamente lo estoy haciendo mal. Entonces, primero, me tengo que asegurar que el jugador tira técnicamente bien. Si no lo hace, hay que corregir hasta que logre un gesto correcto. Una vez logrado ese objetivo, grabarlo a partir de la automatización. Es decir, repetir sin repetir. Si bien parece un juego de palabras, no lo es. La automatización se ubica un nivel por encima de la repetición, ya que con ella se busca realizar un gesto muchas veces en contextos parecidos, casi iguales, pero con leves diferencias para que el jugador haga mínimas adecuaciones al entorno. Por último, cuando las primeras dos condiciones se hayan cumplido, buscaremos ejecutar el lanzamiento bajo presión, es decir, rápido. Por ejemplo, a partir de la recepción de un pase y sin posibilidad de driblear, intentar lanzar antes de que el defensor llegue a puntear el tiro.
En definitiva, aprender a lanzar bien al aro no es algo sencillo ni que se consiga inmediatamente. Lleva mucho trabajo, horas de entrenamiento, un ojo entrenado por parte del formador y mucha paciencia y dedicación por parte de los jugadores. Pero si hay algo de lo cual estoy convencido es que hoy en día quien tiene un buen lanzamiento disfruta más del juego, es más protagonista y tiene más recursos ofensivos para jugar.
por Pablo Genga
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