¿Profe cuando jugamos partido? Esto se escucha en todas las canchas de mini básquet. Las respuestas a este pedido, a veces en tono de súplica, reciben diferentes devoluciones de los formadores: Al final de la práctica. Si se portan bien. Si el tiempo planificado para el desarrollo técnico alcanza. Y algunas otras que no dejan de marcar la mirada sobre juego como la consecuencia de condiciones previas que deben resolverse. Sin dudas, las necesidades se imponen sobre los intereses.
Polarizando con la postura anterior, aparece el mini básquet que busca entretener, o bien, recrear desde un vaciamiento de saberes a incorporar. Los formadores nos conformamos con la idea que los chicos la pasan bien, hacen todo el tiempo lo que les gusta y juegan partido. Sin dudas, los intereses se imponen sobre las necesidades.
Buscar el equilibrio es la clave. Las necesidades son responsabilidad de los entrenadores que son los que saben de básquet y saben de chicos: “No mirar el balón cuando dribleo”, “Pasar y moverse”, “Ayudar en defensa”, “Apuntar con el codo al aro cuando lanzo a distancia”, “Ocupar espacios en ofensiva”, “Manejar las emociones”, entre otros contenidos, forman parte del proceso de enseñanza. Sin embargo, los intereses que cada grupo y cada jugador nos presentan deben ser descubiertos, respetados, escuchados y capitalizados por parte de los docentes. Que ellos se sientan protagonistas es un interesante punto de partida.
Pensemos esto juntos: el secreto es poder transformar intereses en necesidades y viceversa. Juguemos partido (del 1x1 al 3x3/5x5) sin importar en qué momento de la práctica. Desde ahí, encontremos junto al grupo lo que tenemos resuelto y lo que falta desde lo individual y desde lo grupal. Hay que vender mejor las necesidades: “Si mejoras este aspecto del juego te vas a animar a hacer más y mejores cosas en los partidos”.
Sin pretender dar una receta, pensemos esta situación de cancha: planteamos juegos modificados (2x2/3x3) en los dos canastos intercalando driles de cambios de dirección, pases desde el dribling y rompimientos con mano no hábil en la franja de la mitad de cancha. Esta podría ser una forma de resolver la problemática. Necesito esforzarme en la zona de trabajo analítico para tener más herramientas en el juego.
En definitiva, salirnos de posturas rígidas, absolutas, es una buena manera de poner en un lugar destacado a la intencionalidad de enseñanza. Todo se vuelve simple desde la propuesta didáctica, pero con posibilidades concretas de más profundidad en el aprendizaje.
por Juan Lofrano
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