El discurso de incluir a la diversidad, el reconocer la heterogeneidad como lo normal (concepto controversial para seguir debatiendo), como lo esperable, pensar en “muchas infancias” es algo que en la última década se ha instalado en los ámbitos educativos formales e informales.
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Los formadores y formadoras sentimos que el camino es por ahí, el derecho a aprender es para todos y todas. Democratizar las prácticas, respetar los tiempos de aprendizaje de cada uno es un acuerdo que no merece discusión. El problema concreto aparece cuando vamos a la cancha y nos encontramos con este irrenunciable paradigma en su contexto real de aplicación.
Hay que resolver los diferentes niveles de desarrollo en los entrenamientos. Cuestionarse si es necesario planificar diferentes clases. Si los más avanzados esperan a los más rezagados o al revés. Las edades a tomar en cuenta: la cronológica, la biológica o la de entrenamiento. La idea de muchos entrenamientos adentro del entrenamiento nos interpela y nos saca de nuestra zona de confort y control, sin dudas.
Organizar el aprendizaje en grupos cooperativos es particularmente necesario en las canchas de mini básquet, en las que los y las jugadoras presentan diferencias en sus niveles de desempeño, porque hace de la diversidad un recurso en vez de una dificultad, en el sentido que permite que los alumnos se ayuden y aprendan entre ellos.
Les comparto una posible solución para este tema apasionante y complejo. Presentamos juegos de 1x1 desde mitad de cancha, la intencionalidad de enseñanza y la estructura de la propuesta son similares para todo el grupo pero la intensidad defensiva se adapta a las posibilidades de cada jugador/a.
Algunas parejas juegan 1x1 sincero, otras con gran ventaja para la ofensiva y otro subgrupo con ventaja relativa. El objetivo no cambió, las acciones ofensivas y defensivas quedaron a cargo de ellos y ellas, nosotros solo nos encargamos de tender diferentes puentes para equilibrar posibilidades y desafíos de cada sujeto particular de aprendizaje.
En este sentido, no se trata de crear un dril/ejercicio para cada niño o niña. Se trata de buscar graduar velocidades, utilizar el espacio en su totalidad o parcialmente, limitar o potenciar herramientas de ejecución, dosificar intensidades defensivas, jugar con sobre o bajo número, utilizar comodines que colaboran y demás estrategias que nos confirman la dimensión artesanal de la didáctica. En definitiva, de la enseñanza.
Para cerrar, un concepto del Lic. Diego Cavalli: “En toda generalización se pierde la singularidad y las excepciones”. Adhiero profundamente a esta mirada.
por Juan Lofrano
Los chicos siempre quieren jugar partido. Los profesores quieren que los chicos aprendan y la pasen bien. Un ejemplo para resolver esta problemática.
Una charla con Jimmy Rojas Quiros, coordinador de la Comisión Nacional de Mini Basketball de la Federación Costarricense de Baloncesto.
Hay cinco reglas centrales para desarrollar este concepto defensivo. Un factor importante, además, es regular las intensidades.
Un recorrido de preguntas para pensar el año que comienza y fijar nuestros objetivos en base a datos concretos.