La situación es amplia y compleja. El avance de la pandemia hace crujir al deporte, en especial en las categorías menores. Por ejemplo, los chicos y las chicas que tenían una rutina consolidada pierden la posibilidad de hacer un salto de calidad, reafirmar conceptos y afianzarse. Y quienes recién estaban empezando pueden cambiar sus hábitos y perder el entusiasmo.
El impacto en las familias también es un tema a analizar. El camino que recorrieron para incentivar a los chicos en la actividad física, ahora con tantas horas dentro de casa, corre el riesgo de diluirse y ceder ante el abuso de las tecnologías que alimentan el sedentarismo. Es una situación parecida a quienes necesitan del movimiento para controlar problemas de estrés, ansiedad e hiperactividad: será un volver a empezar.
I Congreso Internacional de Minibásquetbol LG
En el plano social, hay quienes necesitan del deporte –bajo recomendación profesional– para reforzar las relaciones interpersonales y la socialización. Habrá que generar nuevos lazos de amistad entre quienes se ven afectados.
Desde lo estrictamente deportivo, para el desarrollo personal en la esfera técnica y táctica, para perfeccionarse teniendo en cuenta que nuestro cerebro necesita de la repetición para lograr automatismos y mejoras. Para quienes estaban en una curva ascendente en cuanto a las capacidades condicionales y habilidades motrices, las cuales conforman una etapa fundamental para el crecimiento.
La lista sigue con los y las que necesitan de la actividad física como tratamiento para la obesidad infantil, para despejarse, recrearse, divertirse, mejorar su conducta y rendimiento académico. Y, por supuesto, para la economía de los clubes.
Es fundamental, en estas circunstancias, mirar hacia adelante. La realidad es la que es y no queda otra que enfocarse con el mayor optimismo posible. Desde esa actitud, que es la única superadora, hay que concientizar, visualizar y valorar la importancia de los clubes en las actividades cotidianas de los chicos y las chicas, cada una con objetivos diferentes.
Es vital recuperar el entusiasmo, el compromiso y el amor por el deporte doblegando esfuerzos para para que los chicos y las chicas sigan vinculados al básquet desde sus hogares o en lugares permitidos. Hay que seguir generando hábitos saludables y fomentar los valores que inculca el deporte
Ya es momento de pensar e idear nuevas herramientas estratégicas de difusión y re - atracción de jugadores y jugadoras para implementar ni bien la normalidad se reinicie. Lo peor que nos puede pasar es lamentar deserciones masivas. Para evitarlas, necesitamos el trabajo sinérgico de toda la comunidad del básquet.
por Prof. Esteban Velasco
Coordinador Dpto. Minibásquet Tucumán
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