Es común que los términos táctica y estrategia se utilicen para conceptualizar las mismas acciones. El límite entre uno y otro es confuso y a veces se utilizan indistintamente, quitándole riqueza al desarrollo que supone formar jugadores inteligentes táctica y estratégicamente.
Curso: Monitor en mini básquet
Hablar de táctica y de estrategia en mini básquet parecería fuera de lugar. Son aspectos de la formación de los jugadores y las jugadoras que creemos que se deben desarrollar en categorías más avanzadas, cuando podamos ponerle nombre y apellido a las acciones colectivas que vamos a llevar a cabo dentro del campo de juego (puño, palma, pulgar, etc).
Sin embargo, la formación táctica y estratégica se puede –y debe– comenzar desde los primeros contactos del niño o de la niña con el deporte para que después se profundice en las categorías mayores. El rol del profesor o de la profesora es fundamental en este sentido, los y las jugadoras no van a resolver por sí solas los problemas que el juego les presente, ni van a provocar por sí mismas escenarios cambiantes para la resolución de estos problemas.
La táctica es la realización de medios de acción aplicados a determinadas situaciones -en base a un objetivo- generalmente preestablecidas de antemano. Y puede clasificarse en táctica individual y táctica colectiva. Un ejemplo práctico de táctica individual es la elección del tipo de definición por parte del atacante en relación a la distancia a la cual se ubica el defensor: si el defensor le da distancia y está en una posición adecuada para un lanzamiento, el atacante tomará el tiro. Si, en cambio, el defensor lo sobremarca, acercándose por demás, el jugador en posesión del balón lo atacará con dribbling para definir con una entrada en bandeja.
En cambio, un ejemplo de táctica colectiva se presenta cuando después de tomar el rebote defensivo, el jugador en posesión del balón recorre el pasillo central con dribbling de velocidad, mientras su compañero que corre por un lateral apareado al defensor le intenta ganar la espalda en velocidad para recibir un pase y anotar en bandeja. Ese “ganar la espalda” solo tendrá sentido si se produce un vínculo visual con el portabalón y si este logra contactarlo en el tiempo y el lugar correcto para dar el pase. Esta acción fracasará, por ejemplo, si el portabalón se acerca por demás al jugador que corre por el lateral, si se aleja de modo tal que no pueda dar el pase, si el timming del pase no es el correcto, etc. Es por esto que se considera una táctica colectiva.
Si bien los conceptos de táctica individual y colectiva fueron ejemplificados a través de dos situaciones, son innumerables las alternativas que nos presenta el juego para poder desarrollarlos. Es importante destacar que todas las situaciones tácticas pueden ser entrenadas sistemáticamente y que a cada situación problema le corresponderá una solución. Por otra parte, la solución no dependerá de las características del equipo contrario sino que hablamos de situaciones genéricas: defensor lejos = tiro, defensor sobre marca = ataco.
Por estrategia, entendemos un concepto más amplio que el de táctica. Es decir, la estrategia es un tipo de conducta que teniendo en cuenta todas las eventualidades posibles y sus consecuencias puede utilizar el jugador o la jugadora y sirve para indicarle lo que se debe hacer en cualquier situación del juego.
La estrategia tiene que ver con un plan de acción general, por ejemplo, para afrontar un partido. La táctica, por su parte, tiene que ver con los medios individuales o colectivos utilizados por el jugador, la jugadora o el equipo para cumplir con ese plan preestablecido.
La elección de la estrategia a utilizar tendrá que ver con las características del equipo rival y del propio, y de cuáles son mis ventajas contra ese equipo para poder prevalecer en el campo de juego. Esto no quita que, una vez comenzada la competencia, alguna circunstancia genere un cambio en la estructura de los equipos y sea necesario rever la estrategia planteada. Ahora bien, la táctica está preestablecida de antemano y se perfecciona durante el entrenamiento habitual de ese equipo. Llegada la competencia, y de acuerdo a la estrategia planteada, la táctica será utilizada o no, en función de la conveniencia. Obviamente que en el caso del mini básquet esto se ve minimizado, porque no creemos conveniente la adaptación del estilo de juego a los rivales. Sin embargo, es necesario su aclaración para comprender la conceptualización del término.
Cuando los y las niñas asisten a nuestras prácticas de mini básquet no se detienen a pensar en estos conceptos ni tampoco diseñan escenarios que propongan respuestas a los problemas. Por lo cual, somos nosotros, como responsables de su formación, quienes:
Una propuesta práctica que puede colaborar en este sentido es la utilización del Dado estratégico. Antes de plantear una situación de juego entre dos equipos en nuestras prácticas podemos proponer un escenario ficticio y que sean los propios jugadores quienes diseñen estrategias para poder resolver los problemas que el dado les presenta.
En este ejemplo, planteamos seis situaciones posibles a resolver:
Previo al juego se tira el dado. Sabiendo el escenario planteado les damos un tiempo para diseñar su mejor estrategia para jugar ese partido. Los problemas a resolver los podemos modificar a medida que los jugadores y las jugadoras vayan resolviendolos, de manera tal de respetar un progresión en la evolución de la complejidad de las propuestas.
En conclusión, si queremos formar jugadores inteligentes, que comprendan el juego y flexibles para resolver las situaciones que se les presenten, debemos crear ambientes que promuevan este tipo de habilidades.
por Pablo Genga