Toda planificación es una expresión de deseo, una hipótesis. Por eso es fundamental permitirse modificarla a medida que las acciones ocurren. Eso no quiere decir ser improvisado. Significa adaptarse a los cambios, a veces imprevistos, que nos pueden sorprender y que requieren tomar decisiones diferentes a las que habíamos pensado. Tener una planificación flexible es una virtud, no una debilidad.
Habiendo hecho esta aclaración, comencemos por la asignación de profes o entrenadores ¿Qué categoría va a dirigir cada uno? Es importante encontrar un equilibrio entre las ganas o el deseo que tiene el entrenador de dirigir tal o cual categoría y el conocimiento y el perfil que tenga para llevar esta tarea a cabo. Lo que más le conviene a nuestro programa de básquet es ubicar a cada uno de los profes en un rol en el cual pueda brillar, pueda destacarse. Donde se sienta cómodo y le aporte el 100% de su energía al grupo. Si ya contamos con un grupo de profes, creo importante hacer una encuesta en donde sean ellos mismos quienes nos digan qué les gustaría dirigir. No para conformarlos y darle a cada uno lo que quiere, sino para saber qué objetivos tienen y, desde el programa, ayudarlos a cumplirlos.
Quizás, en el caso que no podamos asignarle el grupo que pretenden, podamos acordar con ellos que ese grupo lo tendrán dentro de 1 ó 2 años y que mientras tanto lo vamos a ir capacitando y formando para que cuando llegue el momento estén listos. Ser asistente de esa categoría para, a futuro, tenerla a cargo puede ser una alternativa.
El siguiente paso es dividir la rama de masificación y captación de la de desarrollo. Tener un programa para ampliar la base de jugadores de nuestro programa será el punto de partida para llegar a más chicos y chicas y hacerles conocer nuestro deporte. Estas estrategias de masificación tienen que estar pensadas, con un especial hincapié en el inicio del ciclo lectivo escolar, que es cuando las familias organizan las actividades anuales de sus hijos, pero deben ser sostenidas a lo largo de todo el año. En el curso Estrategias de masificación deportiva, se describen varias acciones a tener en cuenta para aumentar la cantidad de participantes de los programas deportivos, como por ejemplo la articulación con la escuela, la prevención del abandono y el burnout y la influencia en los modos de enseñanza en la permanencia de los chicos en la iniciación deportiva.
En la rama de desarrollo, una vez definidas las categorías, una acción previa a que cada uno comience a armar su planificación es hacer una reunión entre el profe que llevará adelante la categoría de este año con aquel que la dirigió el año pasado, y así aprovechar su experiencia para que nos cuente cómo transcurrió el año en forma grupal, como también en forma individual. El referente del año anterior es el más indicado para trazar un diagnóstico que sirva como punto de partida para diagramar la continuidad del proceso de formación.
Siguiendo con la construcción del plan anual, pensemos en acciones que se puedan llevar a cabo en forma conjunta para aprovechar espacios y ganar momentos de práctica. Por ejemplo, si bien habitualmente el cronograma de prácticas se organiza en función de las categorías, bien vale la pena considerar prácticas en conjunto, por ejemplo de desarrollo técnico o motriz. Más allá del entrenamiento de U13, U15 o U17, puede ser una opción ubicar prácticas conjuntas en donde el desarrollo individual sea el contenido saliente y de esta forma sumar tiempo de práctica complementando a los entrenamientos de equipo. Pensando más en grande ¿qué otros aspectos, más allá de los entrenamientos grupales, vamos a ofrecer en nuestro programa de básquet? Hay muchas alternativas a considerar. Acá les compartimos algunas.
Ya definido el cronograma de prácticas es momento de pensar en qué competencias vamos a participar. Y acá quiero hacer hincapié en una cuestión que me parece central: la competencia es parte del proceso de formación de un jugador y como tal debe ser diseñada por los entrenadores. Más allá de las competencias oficiales, organizadas por la entidad que regula el deporte en cada uno de sus lugares, también somos los profes quienes podemos organizar competencias adecuadas al nivel de cada uno de nuestros equipos. Los partidos “amistosos”, en el básquet formativo, son tan importantes como los oficiales porque nos permiten nivelar el grado de complejidad eligiendo rivales que nos ayuden a mejorar.
A veces, serán rivales más accesibles, ya que nuestro grupo necesita poder jugar de forma fluida y ponerlos en situación de éxito. Otras, serán rivales más difíciles que, a priori, estén por encima de nuestras posibilidades, de manera tal de ponernos en situación de stress y que nos saquen de la zona de confort. Es por eso que pensar la competencia desde una perspectiva formativa nos obliga a planificarla y a determinar qué competencia jugar y a qué nivel.
Hay dos cuestiones relevantes más. Una de ellas es la comunicación con las familias. Todo, absolutamente todo lo que hagamos debemos comunicarlo a las familias en una reunión previa al inicio de la temporada. Compartir los objetivos y la metodología de trabajo hará que todo quede claro antes de iniciado el año, ofreciendo la posibilidad de que, quienes no estén de acuerdo, lo planteen en el momento y lugar indicado. Las familias deben ser parte del proceso de formación del jugador y deben estar en línea con nuestro discurso. De lo contrario, el jugador quedará en el medio de una discusión y se gastará tiempo y energía innecesariamente.
Por último, todo lo descripto anteriormente debe ser comunicado sencilla y claramente. Nuestro programa de básquet debe tener una estrategia de comunicación especialmente diseñada a los tiempos actuales, utilizando todos los canales posibles de manera tal que el público interesado encuentre fácilmente el contenido que busca. Esta estrategia debe articular con las de masificación, que describimos al inicio del artículo, ya que será una herramienta fundamental para ir en busca de nuevos participantes que aumenten la matrícula de nuestro programa.
En definitiva, se trata de captar más jugadores y luego desarrollarlos pensando en formar una mejor persona a través del básquet.
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