El sedentarismo infantil es una realidad. Según el Programa Nacional de Salud Escolar (2019), el 35,6% de los niños y niñas que comienzan la escuela primaria en Argentina tienen exceso de peso. Al finalizar el ciclo escolar, el porcentaje aumenta al 49,3%. El diagnóstico es claro, pero no sabemos cómo revertir la situación.
A estas cifras hay que sumarles que nosotros, los adultos, al sobreproteger a los niños, tampoco colaboramos. Es común que padres y madres les den a sus hijos un celular en cualquier momento que haya que esperar: un chupete electrónico para calmar ansiedades. Sin darnos cuenta, estamos privando a los chicos de experimentar la sensación de autorregular sus emociones y de aburrirse para inventar algo con qué divertirse. Y ni hablar de los retos “quedate quieto”, “te vas a caer” y muchos más que provocan inseguridad para el movimiento.
Estamos creando un ecosistema con niños cada vez más quietos, más sedentarios, con niveles motrices preocupantes, no solo para la práctica deportiva sino para realizar las actividades de la vida diaria. Posturas incorrectas, bajos niveles de fuerza, dificultades para mantener la atención, aumento de la obesidad y sobrepeso.
Ante un problema multicausal, la solución debe pensarse desde distintos enfoques. Echarle toda la culpa a la irrupción de la tecnología no tiene sentido en una sociedad que tiende cada vez más a la interconexión a través de dispositivos. Tampoco delegar la responsabilidad en las instituciones formativas (escuela, club) pretendiendo un cambio mágico en la forma en la cual abordan un problema tan complejo. Es por eso que proponemos una serie de alternativas para desarrollar en cada uno de los ámbitos en donde este problema se expande:
No es fácil. Tenemos que estar dispuestos a dar batalla. ¿Cómo? con reglas claras, priorizando fortalecer los vínculos cara a cara y estableciendo momentos libres de tecnología. El desayuno, almuerzo, merienda y cena son momentos ideales para desconectarnos de las pantallas y comunicarnos con la atención puesta en el otro. Más que prohibir, busquemos ofrecer alternativas. Nadie está en contra de su uso, estamos a favor de su uso responsable.
Hay evidencia de la relación entre el sobre uso de pantallas y el comportamiento sedentario y los problemas de sueño.[1] [2] El uso generalizado de dispositivos electrónicos y la normalización de los dispositivos de pantalla en el dormitorio se acompaña de una alta prevalencia de falta de sueño que afecta a la mayoría de los adolescentes y al 30% de los niños pequeños, preescolares y en edad escolar. [3]
Proponer actividades que vinculen a nuestros hijos con la naturaleza y promover actividades en familia que tengan como principal objetivo el movimiento puede ser una alternativa válida a pasar horas sentados. Un gran número de los practicantes de actividad física en la edad escolar cuenta con algún miembro de la familia que hace actividad física, lo que indica la posible influencia que el entorno familiar puede tener sobre la práctica de la actividad física de la población en edad escolar (Marques et al., 2014; Nuviala et al., 2003; Soler & Menuier, 2010). En caso contrario, cuando los padres y madres no hacen actividad física va a ser difícil que sirvan de modelo a sus hijos. (Dulce et al., 2008).
La inclusión de la tecnología a nivel escolar es un excelente avance que permite a los estudiantes aprender habilidades digitales con las cuales se podrán desenvolver en un mundo que tiende cada vez más a la digitalización. En paralelo, se debe promover el movimiento en todos los ambientes en donde sea posible, no solo en las clases de educación física o deporte, también en el resto de las asignaturas que componen la currícula. El movimiento es una herramienta fundamental para construir su esquema corporal y permite la interacción social con el resto de los actores dentro de la institución.
Tanto en las escuelas como en clubes y academias, debemos fomentar el movimiento en todo momento que sea posible. Hay que pensar los ambientes de manera tal que inviten a moverse. Trepadores, escaleras y figuras en el piso son algunas posibilidades que permiten que los chicos desarrollen sus habilidades motrices.
Debemos tener en claro que los clubes son lugares en donde, más allá de aprender un deporte, las familias nos traen a sus hijos para que les ayudemos a instalar hábitos de vida saludables. Por eso creemos que es necesario diseñar, pensar y ejecutar un plan que, a través de diferentes canales, induzcan permanentemente a moverse y a concientizar sobre los agentes que generan el sedentarismo.
Una buena opción, podría ser crear una campaña de afiches en donde, a través de frases cortas y concretas, se incentive al uso responsable de la tecnología dentro del club o a una buena alimentación. ¿Cuántas veces nos encontramos con un niño sentado con una pantalla frente a sus ojos sentado en una tribuna de un club? No sé a ustedes, pero a mí esa imagen me choca mucho ¿Y si en vez de quejarnos concientizamos? Los clubes deberían ser lugares en donde la invitación a moverse sea constante.
Otra opción podría ser proponer sistemáticamente actividades en familia en donde todos tengan la oportunidad de compartir una experiencia de disfrute a través del movimiento. Debemos pensar en crear un ecosistema activo y contagioso.
Es nuestra responsabilidad como formadores enseñar, todo el tiempo y aprovechando todas las situaciones que tenemos disponibles. La forma de alimentarse en la niñez genera hábitos que se van a sostener durante toda la vida. Aunque no sea un tema en el cual seamos expertos, dar orientaciones en relación a qué, cuánto y cuándo alimentarse es muy importante. Podemos ser un medio por el cual las familias, a través de sus hijos, reciban información sobre las consecuencias de las dietas con exceso de azúcar, de las bebidas gaseosas y de la comida rica en grasas.
A la hora de crear un ambiente proactivo debemos estar atentos a todos los detalles. Hay acciones que no determinan que un niño se mueva o no, pero que indirectamente pueden condicionar las posibilidades que tendrá de probar con su cuerpo experiencias motrices variadas. Pensemos en esta situación: hay que hacer un regalo y las opciones para regalar son ¿pelota o pantalla? ¿Bicicleta o día de spa? ¿Monopatín o sillón con su personaje favorito? Hay que elegir algo con lo que se pueda mover. Y si es posible, algo no solo que lo haga mover, sino que tenga la necesidad de compartirlo con otro. De esa forma, colaboro como arquitecto del ambiente para promover que disfrute de su cuerpo de manera social.
De igual manera, si en alguna situación un niño quiere correr, saltar, balancearse o probar a hacer algo con su cuerpo, obviamente descartando que esto implique un riesgo real, nunca la palabra será “no lo hagas”. En todo caso, reemplacemos la prohibición con un “cuidado”, con una mano de ayuda, con un “mirá bien dónde vas a caer” y con comentarios que le generen seguridad y no temor o inhibición del movimiento.
Si pretendemos cambiar esta tendencia debemos estar dispuestos a modificar la realidad desde acciones cotidianas y concretas que evidentemente nos sacan de nuestra zona de confort. Pero el objetivo realmente vale la pena. Estamos hablando del disfrute de nuestros hijos a través del movimiento, de manera tal que sea perdurable en el tiempo para que les provoque beneficios a nivel de su salud. Es una lucha difícil, pero necesaria… ¿estás dispuesto a darla?
por Pablo Genga
[1] Emond JA, Tantum LK, Gilbert-Diamond D, Kim SJ, Lansigan RK, Neelon SB. Household chaos and screen media use among preschool-aged children: a cross-sectional study. BMC Public Health. 2018;18(1):1–8. https://doi.org/10.1186/s12889-018-6113-2
[2] Jessy P, Nagar P, Tanvi P, Borse M. Clustering of Dental Caries and Risk of Obesity with Television Viewing among Bangalore North Adolescents. 2016;3(8):2267–70
[3] Hale L, Kirschen GW, LeBourgeois MK, Gradisar M, Garrison MM, Montgomery-Downs H, et al. Youth Screen Media Habits and Sleep: Sleep-Friendly Screen Behavior Recommendations for Clinicians, Educators, and Parents. Child Adolesc Psychiatr Clin N Am. 2018;27(2):229–45. https://doi.org/10.1016/j.chc.2017.11.014
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